(Leipzig, actual Alemania,
1813-Venecia, Italia, 1883) Compositor, director de orquesta, poeta y teórico
musical alemán. Aunque Wagner prácticamente sólo compuso para la escena, su
influencia en la música es un hecho incuestionable. Las grandes corrientes
musicales surgidas con posterioridad, desde el expresionismo hasta el
impresionismo, por continuación o por reacción, encuentran en él su verdadero
origen, hasta el punto de que algunos críticos sostienen que toda la música
contemporánea nace de la armonía, rica en cromatismos, en disonancias no
resueltas, de Tristán e Isolda.
La infancia de Wagner se vio influida por su padrastro
Ludwig Geyer, actor, pintor y poeta, que suscitó en el niño su temprano
entusiasmo por toda manifestación artística. La literatura, además de la
música, fue desde el principio su gran pasión, pero el conocimiento de Weber y,
sobre todo, el descubrimiento de la Sinfonía núm. 9 de Beethoven lo orientaron
definitivamente hacia el cultivo del arte de los sonidos, aunque sin abandonar
por ello su vocación literaria, que le permitiría escribir sus propios libretos
operísticos.
De formación autodidacta, sus progresos en la composición
fueron lentos y difíciles, agravados por una inestable situación financiera, la
necesidad de dedicarse a tareas ingratas (transcripciones de partituras,
dirección de teatros provincianos) y las
dificultades para dar a conocer sus composiciones. Sus primeras óperas
-Las hadas, La prohibición de amar, Rienzi- mostraban su supeditación a unos
modelos en exceso evidentes (Weber, Marschner, Bellini, Meyerbeer), sin revelar
nada del futuro arte del compositor.
Hasta el estreno, en 1843, de El holandés errante, no
encontró el compositor su voz personal y propia, aún deudora de algunas convenciones
formales que en posteriores trabajos fueron desapareciendo. Tannhäuser y
Lohengrin señalaron el camino hacia el drama musical, la renovación de la
música escénica que llevó a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico,
en sus siguientes partituras: El oro del Rin (primera parte de la tetralogía El
anillo de los nibelungos) y Tristán e Isolda.
En estas obras se elimina la separación entre números,
entre recitativos y partes cantadas, de modo que todo el drama queda
configurado como un fluido musical continuo, de carácter sinfónico, en el que
la unidad viene dada por el empleo de unos breves temas musicales, los
leitmotiv, cuya función, además de estructural, es simbólica: cada uno de ellos
viene a ser la representación de un elemento, una situación o un personaje que
aparece en el drama.
No sólo en el aspecto formal fue revolucionaria la
aportación wagneriana: en los campos de la melodía, la armonía y la
orquestación -con el uso de una orquesta sinfónica de proporciones muy
superiores a las que tenían las habituales orquestas de ópera-, sino que
también dejó una impronta duradera. Su gran aspiración no era otra que la de
lograr la Gesamtkunstwerk, la «obra de arte total» en la que se sintetizaran todos
los lenguajes artísticos.
Sus ideas tuvieron tantos partidarios como detractores.
Uno de sus más entusiastas seguidores fue el rey Luis II de Baviera, gracias a
cuya ayuda económica el músico pudo construir el Festspielhaus de Bayreuth, un
teatro destinado exclusivamente a la representación de sus dramas musicales,
cuya complejidad superaba con mucho la capacidad técnica de las salas de ópera
convencionales. En 1876 se procedió a su solemne inauguración, con el estreno
del ciclo completo de El anillo de los nibelungos. Años antes, en 1870, el compositor
había contraído matrimonio con la hija de Franz Liszt, Cosima, con quien había
mantenido una tormentosa relación cuando aún estaba casada con el director de
orquesta Hans von Bülow. Wagner dedicó los últimos años de su vida a concluir
la composición de Parsifal.
Fuente:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/wagner.htm
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