John
Cage es una de las figuras más importantes del arte contemporáneo, no solo por
sus innovaciones en el campo de la música sino como pensador, escritor y
filósofo. Nacido en los Estados Unidos de Norteamérica el 5 de Septiembre de
1912, hijo de un Inventor, hace sus estudios de preparatoria en Los Ángeles, y
atiende después dos años a la Universidad de Pomona en Claremont. En 1930 hace
un viaje por Europa en el que se dedica a estudiar Arte, Música y Arquitectura,
y a su regreso a los Estados Unidos se dedica a escribir poesía, a pintar, y a
estudiar composición con Richard Buhling. En 1933 va a Nueva York por un año a
estudiar con el compositor Adolph Weiss, y atiende a clases de música
folclórica y contemporánea con Henry Cowell en la "New school for social
research". Al regresar a California en 1934, estudiará contrapunto con
Arnold Shoenberg. Sin embargo, la dirección que va a tomar Cage en la música va
a ser diametralmente opuesta de la de su maestro Europeo.
La
faceta más particular que va a convertir a John Cage en uno de los grandes
innovadores musicales de este siglo y que lo va a apartar de la tradición
Europea, es la búsqueda de la "obra abierta". Para Cage la obra de
arte se tiene que abrir a la vida, y esto trae como consecuencia la creación de
obras en las que el artista se hace a un lado y deja que los acontecimientos
que existen en ellas tengan lugar simultáneamente, sin que interfieran unos con
otros. Para lograr esto él compone su música usando técnicas de azar que
determinan cada nota, cada ritmo y cada silencio de sus obras. De esta manera,
ninguna opinión personal del artista altera a la obra, pues toda decisión es
efectuada de manera aleatoria. Cage afirma que para componer de esta manera es
necesario que el artista aniquile su ego, ocasionando de esta manera que las
obras se vuelvan menos "expresivas" con el fin de que las emociones
surjan no de ellas, sino de la gente que las escucha.
Cage
no se conforma con expresar su idea de la "obra abierta" con sus
composiciones, y a través de su vida va a escribir varios libros acerca de
estas ideas. Además, va a ser uno de los iniciadores del "Happening"
cuando en 1952 hace un evento en Black Mountain College dentro del cual se
desarrollan una serie de actividades distintas que no tienen conexión alguna entre
sí (mientras una persona baila, otra persona toca el piano, otra recita subida
en una escalera, etc.). El fin que Cage perseguía al hacer este evento era
involucrar al espectador con una forma de expresión que lo acercara a la vida a través de su filosofía de la "no
intención" (es decir que lo que sucede está abandonado al azar, y no se
pretende comunicar algo determinado).
En
una entrevista con Daniel Charles, Cage afirma:
"Lo
que es importante es insertar al individuo en el flujo de todo lo que sucede.
Para hacer esto, el muro del ego debe de ser demolido; gustos, memoria y
emociones deben ser debilitados. Se puede tener una emoción, simplemente no
debemos pensar que es tan importante. Tómala de una manera en que luego la
puedas dejar caer. No la reelabores!".
De
esta manera, Cage espera que el espectador haga a un lado a su ego, para
volverse más perceptivo hacia todo lo que sucede a su alrededor. Probablemente
uno de los fines más importantes que él persigue con sus obras, es lograr que
abramos nuestros oídos a todos los sonidos existentes.
"Hay
que considerar no solo la música hermosa sino la música que tiene vida en sí
misma".
Para
el entonces, es necesario romper con toda distinción entre vida y arte, ya que
su misión como compositor es hacer que su auditorio se vuelva más consiente del
mundo en el que vive. Un ejemplo de esto es su obra 0'0'' (1962), que consiste
en preparar y cortar vegetales, introducirlos a una licuadora, y luego beberse
el jugo. Los sonidos de todas estas acciones son amplificados y reproducidos a través
de bocinas distribuidas en un auditorio.
Otro
ejemplo es la obra "Cuatro minutos, treinta y tres segundos"
("4:
33") para piano solo o cualquier tipo de conjunto instrumental. Si
fuésemos alguna vez a un concierto en el que se interpretara esta composición,
veríamos a un músico o grupo de músicos salir a escena y con reloj en mano,
cronometrar cuatro minutos treinta y tres segundos sin tocar una sola nota de
sus instrumentos. Si no conociéramos el sentido de esto, probablemente
creeríamos que todo es una farsa, y abandonaríamos disgustados la sala. En
realidad, esta es una muestra más del intento que hace Cage para que el oyente
comience a reparar en los sonidos y ruidos que lo circundan.
En su
libro "Silence" (1961), Cage escribe:
"Nuestra
intención debe ser afirmar esta vida, no traer el orden fuera del caos, o
sugerir mejoras en la manera de hacer una composición, sino simplemente
despertarnos a la vida misma que estamos viviendo. Esto es muy placentero una
vez que nuestra mente y nuestros deseos están fuera del camino, y dejan actuar
a la vida libremente".
Parte
de la razón de esta actitud tan abierta y perceptiva tiene que ver con una gran
confianza que tiene Cage hacia la naturaleza, pues cree que solo bastaría con
dejarla actuar para que el equilibrio perdido por la injerencia del hombre
sobre ella fuera reestablecido. Esta idea la expresa de la siguiente manera:
"La
música nunca ha existido como una entidad separada excepto en la imaginación de
los músicos profesionales. Siempre se ha abierto a la naturaleza, incluso
cuando ha sido estructurada en la dirección opuesta. El problema consistía en
que la gente ponía toda su atención en su construcción. Hoy día podemos
diversificar nuestra atención, y la construcción ya no esconde la
ecología". Debido a esta actitud, se ha dicho que la obra de Cage es una
especie de "música ecológica". Es claro que éste compositor tiene una
clara preocupación por un mundo enajenado en el que un gran número de seres
humanos (sobre todo los que viven en la grandes urbes) están cada vez más
alienados y no son capaces de abrir sus sentidos y percibir el mundo en el que
viven. Para lograr adoptar esta actitud es necesario el poder del olvido:
"....Si
no tuviéramos este poder, estaríamos sumergidos y ahogados bajo aquellas
avalanchas de objetos rigurosamente idénticos. No debe haber costumbre y habito
en un mundo en proceso de devenir. La función del arte en el presente es
preservarnos de todas las minimizaciones lógicas que estamos tentados en
aplicar al flujo de eventos cotidianos. De acercarnos al proceso que es el
mundo en que vivimos".
Podemos
ver entonces que para Cage el mundo y la realidad no son un objeto sino un
proceso. Esta idea tan importante la va a articular a partir del pensamiento
del Budismo Zen, en el que sólo el presente es importante (en esta filosofía
oriental, pasado presente y futro existen en un mismo tiempo ya que la vida se
encuentra en un constante devenir).
Fuente:



No hay comentarios:
Publicar un comentario